Y están de moda los programas de gente que ha tenido que marchar para ganarse las habichuelas. A veces más o menos justificado el reportaje, otras veces sólo relleno. El caso es que llega un momento, como en todo, en que parece que la imaginación desaparece y ya todo tiene que ser lo mismo. Da igual el canal que elijas, puede cambiar el ritmo, la duración y el tono, pero siempre vemos lo mismo.

Así que nada, a esperar... Dentro de poco veremos algún nuevo programa: lugareños en su tierra, que nos contará cómo eran los sitios antes y cómo son ahora, una mezcla de Cuéntame como pasó y de Extranjeros en el mundo...

[…”Aquí antes no había nada,... tierra, hierbas, y piedras... Éramos doce o catorce familias, y cazábamos los conejos a pedradas... Y ahora fíjese, empezaron a llegar esos, y esto parece Manhattan. De los de antes ya no queda nadie..., tuvieron que marchar... Yo trabajo aquí mismo, en la guardarropía del hotel... Debajo están mis piedras]

...y nos encontraremos todos, otra vez, escuchando en la tele, a gente que no conocemos, las mismas cosas que no queremos escuchar, o que no nos paramos a hacerlo, pero de gente que sí conocemos, y hasta nos importa...

 

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